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Mi primer viaje en Tren

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Las semanas pasaban y yo simplemente me aburria. Ksenia desgraciadamente se fue de regreso a Rusia cuando apenas estábamos comenzando algo. Christina se regresó a Austria y así como así me quedé prácticamente sin amigos, solamente quedaba Abi que se la pasaba con su novio Indio y más nadie, con los de la oficina no era muy allegado así que no había muchos conocidos que me quedaran en India. Comencé a salir oficialmente con Mila poco después,así que los fines de semana me la pasaba con ella. Los fines de semana se convirtieron en algo realmente codiciado para mí pues sencillamente se trataba de ir a su depa, salíamos a algún lado y en la noche me quedaba a dormir con ella, bastante cómodo el asunto pero de ahí en fuera no había más diversión. Dado el hecho de que no tenía mas que un par de amigos indios, mi nueva rutina se convirtió en un lunes a viernes de trabajo y sábados y domingos con Mila. Poco a poco me fui dando cuenta de que a pesar de que no estaba

El imperio de piedra

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Nos han robado! Del estanque en el que estábamos nadando al lugar que habíamos dejado las motos, no había mucha distancia pero si había como un monte que obstruía la vista por completo desde el estanque a las motos. Cuando fuimos por ellas ya que habíamos terminad nos sorprendimos de lo que vimos..o mejor dicho de lo que no vimos! Una de las motos ya no estaba, buscamos todos desesperados con la mirada cualquier otro lugar cercano en el que pudiera estar esa moto pero todos bien sabíamos lo que nos había pasado. Nos robaron! La moto que había sido robada era la de Navín (estaba fea y vieja de todas maneras) pero aun así yo estaba segurísimo que teníamos que pagar por esa bendita cosa en caso de que no apareciera. Yo me subí a mi moto y empecé a recorrer el lugar tanto como pude. Estaba buscando una pequeña moto que parecía más bicicleta que nada pero en fin. El problema principal es que había demasiadas del mismo color y con las mismas características en todo el bendi

Lo complicado de viajar en India

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Un Angel! Quedé con Ksenia (la otra chica rusa) de ir a unas clases de AcroYoga el martes para que nos conociéramos y de paso hiciéramos algo que a los dos nos gustaba mucho según lo habíamos platicado. Afortunadamente mis horarios de oficina ya me los habían cambiado para el turno nocturno por lo que me dio tiempo de ir a la clase de Acro. Como siempre, llegué 10 min tarde al lugar. Era un pequeño departamento con espacio libre en vez de sala en el que los “maestros” ocupaban de estudio. Hice tan poco ruido como pude pues todos (3 personas en total: ksenia y los 2 maestros) estaban meditando. Entré de puntas y me senté junto a ksenia para empezar a meditar con ellos. No me pude concentrar muy bien al principio y todo por ella. Sentada con las piernas cruzadas en posición de loto, una cara que reflejaba serenidad en todos sus rasgos, de complexión delgada y con un color de piel dorado tan uniforme que parecía bronceado artificial, cabello rubio casi castaño y lacio

Qué estoy haciendo?

Ya ni caso tiene hablar de la oficina porque no hago mucho, mi trabajo consiste en vender software de manera telefónica y para ser honestos ya me causó la impresión de que no voy a durar mucho acá. Sin embargo y como toda buena actitud en esta vida, hay que sacarle provecho a todo lo que se nos presente e incluso ver las oportunidades donde “no las hay”. Estos días he aprovechado para aprender un poco más de marketing mediante cursos gratuitos que he encontrado, no sé cómo los voy a utilizar pero seguro que van a ser útiles en algún momento. Pero no voy a hablarles de mi trabajo (que ya de por sí es aburrido) sino de mi fin de semana que esta vez estuvo todavía más intenso que el anterior! Pequeños descuidos En la semana me había puesto de acuerdo con Cristina para ir a un bar junto con sus amigos solo para pasar el rato, yo no tenía planes y era mejor salir a quedarme en la casa. De todas maneras acá todo lo cierran temprano, los bares en fines de semana cierran a la

Esas pequeñas decisiones

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Las horas en el trabajo se hacían eternas día con día. Estaba aburrido y eso de que apenas estaba en entrenamiento, pero bueno no todo era malo porque había encontrado un restaurante de comida rápida conde servían un buen arroz con coliflor que estaba buenísimo así que era mi comida de toda la semana. Algo de lo que me di cuenta durante el último fin de semana es que no conocía muchas personas por lo que me decidí a hacer nuevos contactos. Empecé por CouchSurfing que siempre ha sido una comunidad bastante abierta y más aún para los extranjeros, escribí posts públicos para ver quien me contestaba, intenté también por Internations y por último en Facebook en los grupos de extranjeros en la ciudad de Bangalore. Fracaso total! Muy pocas personas me respondieron, y para ser más específico solamente dos: un indio en couchsurfing y una chica rusa en Internations. Fue como por el martes que salí por unos tequilas y unos tacos con el indio (sí hay un lugar que vende tequila

El don de la sorpresa, lo primero que se pierde.

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La semana pasó rápido y sin sobresaltos. Lo interesante estuvo en que conocí a mi compañera de trabajo, colombiana de nombre luz, extremadamente amigable y muy platicadora al menos me hizo sentir más cómodo pues durante la semana no logré acomplarme como tal con los indios pues los encontraba bastante invasivos. En el PG (la vecindad) los indios me seguían bombardeando de preguntas incansablemente y yo contestando tan cortante como podía porque sencillamente ya estaba fastidiado. Me preocupaba el asunto que en menos de una semana ya estuviera estresado de este lugar. Y es que fue al principio, los primeros días que en realidad encontraba todo muy bonito; los árboles, las calles, los atuendos tradicionales de las personas, la comida, todo! Pero como cualquier otra cosa en la vida, la primera idea que se tiene de algo se vuelve polvo cuando uno conoce ese algo. En este caso, tuve una pequeña revulsión de pensamientos y sentimientos hacia la india pero eso lo explicaré en

Cambio Radical

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Estaba ya descansando sobre un puff en la pequeña sala donde vivía Kothu, el chico que me dio hospedaje. Mi siguiente misión era encontrar un apartamento o al menos un lugar en donde quedarme hasta encontrar uno. Pero no quería en ese momento hacer nada de eso pues lo único a lo que estaba dispuesto era a disfrutar esos 3 días que iba a estar libre antes de ir al trabajo. Kothu me invitó a desayunar y fuimos a uno de los tantos locales que había en la calle, el tráfico y el movimiento era frenético pues absolutamente todos manejaban sin el menor cuidado, las motos brillaban por su abultada presencia en las calles y los movimientos erráticos pero a la vez fluidos entre los pequeños moto-coches. Llegamos al pequeño restaurante y lo primero que llamó mi atención fue el hecho de que todos estaban comiendo parados y con los dedos. Vamos que en México también comemos con los dedos cuando se trata de utilizar tortillas pero acá el asunto es diferente. Algunos comían arroz bañado